martes, 24 de julio de 2012

YO SOY... el sicario



La de arriba es la foto del supuesto "sicario" que iba a aniquilar a los cabecillas de las protestas violentas de Cajamarca. Sí, el sólito iba a liquidar a Gregorio Santos e iba a contratar a otros sicarios de Trujillo y Chiclayo.

Este pobre sujeto tiene una breve historia de crímenes menores y ha sido utilizado claramente por grupos radicales usando a las rondas como su brazo armado; no se sabe si lo están amenazando o si le han pagado con dinero del canon de Yanacocha, pero lo que queda claro es que sea la empresa minera NO ha contratado sus servicios. La mentira es tan evidente y la patraña tan burda que solo puede provocar risas.

Lo cierto es que los niveles de desesperación de los opositores a la minería los están llevando a niveles ridículos. El contexto actual en el Perú ha puesto a la noticia de Conga un poco más atrás en el interés nacional, es decir, se está enfriando. Algo que tampoco es del todo cierto pues lo que viene ocurriendo es un proceso de diálogo a partir de la participación de los llamados facilitadores.

Lo que en realidad, los Conga No Va no quieren que se enfríe es la violencia y esa sensación de inseguridad y zozobra que estos grupos radicales han buscado imponer en Cajamarca, Celendin y Bambamarca y que les ha permitido mantenerse en la agenda mediática hasta ahora. Que no extrañe que empiecen a aparecer más sicarios, que se empiecen a morir las truchas, se vuelva a usar a los pobladores de Choropampa para protestar, que sucedan sabotajes a las instalaciones de la minera, empiecen a revivir los muertos que le achacan a Yanacocha, el excura empiece a realizar milagro, el exterrorista saavedra ascienda a los cielos y Gregorio Santos ejecute su presupuesto a favor de Cajamarca (esto es lo menos probable de todo).

Esta triqueñuela además busca limpiar la responsabilidad de los actos de violencia que llevaron a la muerte de 5 cajamarquinos y los desmanes y destrucción de la propiedad privada y pública, al decir que él también trabajaba con un grupo de "infiltrados" que generaban los disturbios. Con esta acusación hacia la mina buscan crear un fantasma al cual poder "echarle el pato" de todo lo que pasó y zafarse de esa mala imagen de violinistas.

Espero que la insanía y pensamiento dogmático no prime en este pequeño grupo radical y no se atrevan a causar más dolor y daño a Cajamarca, a seguir sumiéndola en el retraso, el dolor y la muerte sólo por fines políticos.

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